Hay una flaja figura de mujer que se pasea por el litoral apuano durante un día de primavera. De vez en cuando se baja para coger una pietra a forma de corazón….que tiene guardada en su mano. Ella, con esas manos siempre has hecho arte…
Alguien jura que la vió, desde pequeña, dar meravillosas formas a telas comunes, alguien la vee crear cada día “el Bello por el Arte” sobre gente que tiene confianza de su gusto para las ropas.
Innato, es decir natural: un “Bello” real que habla a nuestros corazones y que la vee protagonista incasable, en organizar una fiesta de boda, una fiesta entre amigos, una exposición artística, sólo para el placer de hacer y de amar “al Bello”.
Dedse siempre con un lápiz, un carboncillo, o un pincel, en su mano, Marida dibuja y pinta. Bosqueja y mezcla colores con una espontaneidad tan natural que es típica de quien quiere a la Pintura de verdad.
No se da cuenta de cómo sea único lo que ella misma está creando, por la sencillez y la franqueza que la distinguen. Sólo amigos sin interés, gente común, críticos de arte, poetas pueden sugerirle la “loca” bellezza de sus creaturas.
Viéndolas, todas llegan a nuestros corazones, nos susurran, nos gritan un mensaje, a la vez díficil de acceptar o compartir. Su “Bello” no tiene medida, no tiene patria, no tiene esquemas, no tiene tiempo, no tiene rótulos, pero vive por la intensidad que logra darte cuando te quedas mirándolo y piensas…